Clubs privados: la música a la altura de la élite
- La Mayko Producciones

- 13 oct
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 oct
Durante gran parte de la historia, los clubs privados fueron territorio vedado a las mujeres. Nacidos como refugios sociales y políticos de las élites masculinas, en ellos se decidían negocios, alianzas y tendencias culturales, siempre bajo una misma premisa: exclusividad.
Hoy, el mundo de los clubes privados vive una transformación profunda: ya no se trata solo de quién puede entrar, sino de quién lidera, quién imagina, quién celebra. Mujeres emprendedoras que crean sus propios espacios, que permiten no solo el acceso, sino la pertenencia, la creación y la experiencia con nombre propio.

Poppy Dreams: La feminidad hecha Club
En el Palacio Neptuno, en septiembre pasado, Poppy Dreams, el club femenino fundado por Araceli Bazán, hizo su gran debut en España con una ceremonia que combinó glamour, comunidad y exquisitez sensorial. Bajo su visión, la inauguración se convirtió en una experiencia cuidadísima: mobiliario seleccionado con curaduría estética, iluminación pensada para acariciar el espacio, texturas que susurran refinamiento, y un espectáculo musical concebido para hablar con la identidad femenina más contemporánea.
El vals central —orquesta en vivo, sincronía escénica y vestuario diseñado al detalle— encapsuló la filosofía de Poppy Dreams: no solo bienvenidas las mujeres, sino protagonistas de su propio universo íntimo y poderoso. La música dejó de ser acompañamiento para alzarse como columna vertebral de belleza, pertenencia y una narrativa de lujo compartido.

Alya Society: la elegancia del sonido en el Hotel Palace
La inauguración de Alya Society —un club concebido por la empresaria egipcia Nehad Sharaf con la misión de reunir a profesionales, empresarios y ejecutivos, para establecer conexiones, disfrutar de experiencias exclusivas y crear oportunidades, con sede en Madrid y conexiones en Europa y Oriente Medio— tuvo lugar en uno de los escenarios más emblemáticos: el Westin Palace Hotel de Madrid. El evento combinó una entrega de premios con un concierto cuidadosamente diseñado para reflejar el espíritu cosmopolita del club.
El bajo barítono Andrés Jiménez Ramírez, acompañado del Cuarteto Mayko, ofreció un programa que unía la tradición lírica internacional con la identidad española. Las arias de ópera en distintos idiomas dialogaban con las romanzas de zarzuela, creando un puente emocional entre culturas. Fue una velada donde cada nota subrayó la idea de que la sofisticación no es solo estética, sino también cultural: un acto de equilibrio entre el mundo y su raíz.
La música como signo de identidad
En los clubs privados, la selección musical a la hora de realizar un evento, se convierte en un gesto de pertenencia. Cada programa, cada acorde, revela la personalidad del espacio y de quienes lo habitan. Una orquesta puede transformar un salón en un recuerdo imborrable; una voz lírica, convertir una noche en un símbolo.
La Mayko Producciones ha creado esas atmósferas, música para Clubs privados donde la emoción se viste de elegancia, porque, en el fondo, el verdadero lujo no está en lo que se posee, sino en lo que se siente. Y pocas cosas elevan tanto el espíritu —ni definen con tanta precisión la elegancia— como la música interpretada a la altura de la élite.



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